Principales representantes y postulados
de la Escuela Positivista.
El echo de que se rompiera con el pasado y se buscaran
respuestas de una forma más holística, tomando como punto de partida el mismo
ser humano, sentó las bases de una nueva fuente de conocimiento para la
humanidad.
Esa búsqueda de la verdad mediante técnicas científicas
agrupo una importante cantidad de pensadores como Lombroso, Garofalo y Ferri,
que le dieron el impulso que necesitaba la criminología para consolidarse como
ciencia.
En la segunda mitad del siglo XIX, surge un movimiento
intelectual basado en el conocimiento que se obtiene por medio de la aplicación
del método científico. Dentro de esta epistemología, el enfoque se centra en el
estudio científico del comportamiento del ser humano, tanto de forma individual
como social, ubicuamente en un constructo producto de factores sociales y antropológicos,
no tanto en el delito.
Esta corriente de pensamiento fue conocida en su
tiempo como la “nueva escuela” y no fue sino tiempo después que se conoció como
la escuela positivista o positivismo criminológico. Se aleja del concepto del
libre albedrio, ya que existen condicionantes endógenas o exógenas que
constituyen óbice en el sano y libre discernimiento que le impide escoger.
Se descarto, así, cualquier ligamen con ideas
preconcebidas apriorísticas y se parte de la observación y de la
experimentación para alcanzar el conocimiento pleno. Se busca identificar las
causas del delito, así como se descarta generalizar a la persona como
delincuente. Se considera que la pena debe tener una utilidad, pues se debe
buscar la readaptación de la persona y se reformula el concepto como sanción.
Se avanza entonces, hacia la quinta conceptualización de la sanción conocida como
resocializante.
Antes de Lombroso, los diferentes pensadores de la
historia se habían centrado en el delito en la pena. En cambio, el enfoque
androcéntrico o centrado en la persona supone una ruptura no solo con el
pasado, sino también una separación respecto a el derecho penal, el cual sigue
gravitando en el delito y la pena, mientras que la criminología como ciencia
incluye también al ser humano y el entorno donde se desenvuelve.
El delito, pasado ya a segundo plano, es visto como
una consecuencia del comportamiento de la persona infractora.
Después de examinar diferentes criminales de su época.
Lombroso coligió la teoría atávica, la cual se basa en la selección natural
darwiniana en la que el simio se convierte en el homus sapiens actual; no obstante,
las personas que delinquen tienen la particularidad de que son menos
evolucionadas (una etapa intermedia entre simio y hombre). Lombroso advierte en
los malhechores diversas anomalías o deformaciones en su fisionomía que no las
tiene la persona normal; por lo tanto, el delincuente se constituye en una
persona inferior, un resabio o retroceso dentro de la etapa evolutiva del ser
humano, ante lo cual los genes heredados son los transmisores del delito entre
progenitores y descendientes.
Otra contribución destacada descubierta por Lombroso fue
determinar que las personas con demencia no convivieran con los criminales
sanos de las prisiones y, más bien, que fuesen ubicados en nosocomios mentales.
Ferri (1856-1929) fue un político y sociólogo
italiano, así como, posteriormente, criminólogo. Además, se le conoce como el
padre de la sociología criminal por sus aportes sobre el tema.
Según Ferri (2004), el trabajo de Lombroso tenía
fallas originales: en primer lugar, el error de haber dado una importancia
indebida a los datos de craneología y antropometría, en lugar de los de
psicología; y, en segundo lugar, de haber mezclado a todos los delincuentes en
una sola clase. Para Ferri, era mas importante el papel de los factores
sociales y del ambiente en el estudio del delito. De tal forma, Ferri se
distancia de la antropología criminal reductuvista de Lombroso, pues no creía
que solo el determinismo biológico y fisiológica se podía advertir quien podía
ser delincuente o no. Busca centrarse en las características psicológicas de
las personas, las cuales consideraba como la explicación de la inclinación
hacia la delincuencia del individuo.
Asimismo, reflexiona mas bien que las acciones humanas,
sociales o antisociales, son el resultado de una persona con condiciones fisicopsiquicas,
aunado a otro organismo o entorno físico y social que les rodea. Estas acciones
se ven directamente influenciadas por factores criminógenos (endógenos,
exógenos o ambos) que facilitan las conductas antisociales y la comisión de
delitos.
Finalmente, Ferri fue el primero que abogo por lo que
el llamo “sustitutivos penales”; estos son sucedáneos a la sanción que es
impuesta por el Estado la cual puede ser económica, administrativa o política,
entre otras. Estas buscan incidir positivamente sobre la etiología del delito
al reducirla.
Para Garofalo, el delito no es una violación de la ley
sino más bien una violación de la naturaleza. Así pues, brinda su
conceptualización de lo que considera como delito natural el cual un acto será
delito si viola la naturaleza en cualquier de las dos formas: la probidad y la
piedad o compasión. Por su parte, el delito legal corresponde a la forma en que
el Estado responde a sus propias necesidades de organización y de control.
Críticas al positivismo criminológico.
El enfoque de estudio es androcéntrico y no toma en
cuenta factores como el control y el interaccionismo social.
Las clasificaciones de delincuentes realizadas distan
mucho de la realidad criminal.
Inflexibilidad en las posiciones, o se es positivista
o se es partidario de la escuela clásica. No admite posturas intermedias o de
otro tipo.
El estudio antropológico del criminal a través de la
medición de las partes del cuerpo de Lombroso no aplica para determinar el
delito.
El fundamento de la pena no se basa en el reproche por
la culpabilidad, sino mas bien por su peligrosidad.
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